Antiguo Reloj de Bolsillo Autómata. 18K. Sonería de Cuartos. Humbert, Suiza, ca. 1825

 


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    Reloj Autómata en oro 18K, ca. 1825    
     

Antiguo Reloj de Bolsillo Autómata. Oro 18K. Sonería de Cuartos. Humbert, Suiza, ca. 1825


Referencia: BO-E-445



Este antiguo reloj de bolsillo ginebrino de oro, con sonería de cuartos y autómatas, y realizado alrededor de 1825 por el acreditado maestro relojero Louis Humbert de Ginebra, representa uno de los ejemplos más refinados y escénicos de la relojería suiza de principios del siglo XIX. Elaborado en oro rosa de 18 quilates, el resultado es una pieza elegante, distinguida y de una presencia visual extraordinaria.

La esfera esqueletada deja a la vista la animada composición creada mediante figuras en relieve donde dos guerreros indígenas con tocado y de inspiración exótica flanquean el tren de ruedas y sostienen arcos en sus manos, ejemplo perfecto del gusto romántico y teatral por “los pueblos antiguos y su gente” que dominó el imaginario europeo durante el siglo XVIII y XIX. Sobre ellos se alzan las pequeñas campanas que los autómatas golpean al accionar la repetición. La escena se completa con motivos vegetales y elementos simbólicos que armonizan con los tonos dorados del movimiento. El aro exterior, en oro rosa, presenta elegantes numerales romanos que enmarcan la composición.

La mecánica del reloj es un prodigio de la relojería tradicional ginebrina. El movimiento full-plate es de excelente factura y está firmado “Louis Humbert à Genève”, garantía de calidad y precisión. Funciona muy bien en la marcha como en la complicación, manteniendo muy bien la hora y sonando el número correcto de las horas y de los cuartos. Al presionar la corona hacia abajo, la sonería se activa y los dos guerreros autómatas jacquemart martillean las campanas en perfecta sincronía con los cuartos, ofreciendo un pequeño espectáculo mecánico tan sorprendente como encantador.

La caja, sobria y refinada, presenta un delicado patrón guilloché en la tapa posterior y conserva muy bien su forma, bisagras y cierre. Aunque puede mostrar leves señales de uso propias de dos siglos de antigüedad, estas no hacen sino reforzar su autenticidad y carácter. Es una pieza que atrae tanto por su belleza como por su complejidad, ideal para incorporarla a una colección avanzada de relojería. Una joya mecánica que tiene un magnetismo único y resulta difícil no intentar imaginar la historia de la vida del reloj, a quien habrá pertenecido, donde habrá viajado y en manos de quien a reposado. Su rareza, su estado y su espectacular presencia escénica la convierten en una oportunidad excepcional. El dueño de un reloj así no solo adquiere una joya muy especial, sino que se convierte en el custodio de un fragmento irrepetible en la historia del arte relojero europeo.

Medidas: 53 mm de diámetro.

Historia de Louis Humbert y de los relojes con autómatas jacquemart

Louis Humbert fue un relojero ginebrino activo durante las primeras décadas del siglo XIX, periodo en el que Ginebra se consolidó como uno de los centros de alta relojería más influyentes de Europa. Los talleres ginebrinos eran célebres por la calidad de sus movimientos y, muy especialmente, por la producción de relojes de lujo destinados a clientes adinerados de toda Europa y del Imperio Otomano. De ese entorno surgen piezas dotadas de repeticiones, autómatas, escenas animadas, cajas preciosas y elaborados acabados artesanales. Humbert formó parte de esa generación de maestros que elevaron la relojería decorativa a un nivel artístico extraordinario.

Los relojes con jacquemarts —figuras que golpean campanas al activar la sonería— tienen su origen en las grandes torres con autómatas medievales. Adaptados al tamaño de un reloj de bolsillo, se convirtieron en símbolos de virtuosismo técnico y ornamental. Su difusión fue especialmente notable entre 1780 y 1830, coincidiendo con la gran expansión del mercado oriental y con el gusto europeo por escenas exóticas o teatrales. Los autómatas no solo embellecían el reloj, sino que demostraban la habilidad del maestro relojero y la riqueza del propietario.

La repetición a cuartos, presente en este ejemplar, era la complicación más apreciada antes del desarrollo de los repetidores de minutos. Permitía conocer la hora en la oscuridad o sin tener que mirar el reloj, mediante secuencias de golpes que indicaban las horas y los cuartos transcurridos. La precisión requerida para armonizar la sonería con los autómatas convertía estos relojes en pequeñas obras maestras de ingeniería relojera.

Hoy, las piezas firmadas por Humbert con autómatas jacquemart son muy buscadas por coleccionistas de complicaciones históricas. Conservan no solo un valor estético y mecánico excepcional, sino también una profunda carga cultural: representan el ingenio, la imaginación y el esplendor de la gran relojería suiza previa a la industrialización.


Precio : 7500 €
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