Las espadas antiguas (y las armas blancas antiguas en general) son codiciadas piezas de coleccionista, tanto por su histórico pasado como por sus hermosos diseños. Las espadas se conocen desde la Prehistoria, habiendo evolucionado al mismo paso que la propia Humanidad. En la actualidad podemos encontrar magníficas espadas antiguas en museos y grandes colecciones, pero también está a nuestro alcance empezar una colección propia con piezas exclusivas, auténticas y originales de época. Conocer la historia, los tipos y las características de las armas blancas antiguas es fundamental para convertirse en un coleccionista avezado.
Breve historia de las espadas antiguas
Las armas con filo cortante y/o punzante se conocen desde la Prehistoria, concretamente desde la Edad del Bronce. En realidad, el arma blanca más antigua es la daga, a partir de la cual se desarrollaron posteriormente otras armas como las espadas, los sables o los machetes. Es a principios del año 2000 a.C. cuando empiezan a fabricarse espadas tal y como las conocemos, gracias a la evolución de las técnicas en el tratamiento del metal. Ya en el siglo XIII a.C. empiezan a desarrollarse espadas de hierro: más duraderas y fuertes que las de bronce, pero frágiles de todas formas.
A lo largo de los siglos, las técnicas de forja evolucionaron y la confección de espadas de hierro fue mejorando poco a poco. Los ejércitos, a su vez, empezaron a incorporarlas. Posteriormente, la llegada del acero permitió fabricar este tipo de armas tal y como las conocemos hoy día. Entre otras espadas antiguas podemos destacar la kopis griega y la gladius romana. Ya en el último Imperio Romano apareció la spatha, que daría nombre genérico a este tipo de armas blancas. En China, las espadas de acero se empezaron a forjar a partir del siglo III d.C.
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Espada Kopis Griega |
Gladius Romano |
Durante la Edad Media, el diseño de las armas blancas de la época clásica se mantiene, con pocas diferencias excepto por la decoración y la mejora de los materiales. Ya en el siglo XI, la empuñadura de las espadas antiguas empieza a evolucionar y a incorporar elementos como la cruz o los gavilanes (ver “Partes de un arma blanca”, a continuación). El Renacimiento vio aparecer nuevos diseños que experimentaron un desarrollo fulgurante, dando lugar a armas blancas para uso ambidiestro y a modelos con hojas más largas y pesadas (spadone), que se manejaban con ambas manos. Con el paso de los siglos, en la Edad Moderna se retornó a los diseños más ligeros para una sola mano. Durante esta época también se introdujo la empuñadura de cazoleta, que protege la mano del espadachín.
El final del uso de la espada como arma se establece en la II Guerra Mundial, donde aún se utilizaron espadas en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, como complemento a las armas modernas. Hoy día, las espadas se usan sobre todo como complemento de uniformes ceremoniales. Las espadas antiguas, por su parte, son muy buscadas por los coleccionistas y se emplean a menudo como elementos decorativos.
Partes de un arma blanca
La evolución de las espadas antiguas y de las armas blancas en general queda patente en el cambio experimentado por cada una de sus partes. Las partes de un arma blanca son los siguientes:
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Empuñadura o montura: está formada por el puño (zona que se agarra con la mano), revestido en ocasiones por la lija (piel de animal, generalmente de tiburón, que la reviste) y el torzal (alambre que fija la lija al puño); el pomo (remate del puño en forma de bola), la guarnición o guardamano (parte que protege la mano, formada por elementos conocidos como gavilanes) y la cruz (parte que separa el puño de la hoja, y que en ocasiones puede tener forma de cazoleta).
- Hoja: parte cortante de la espada, con uno o dos filos y normalmente de acero. Se divide en filos, pala y vaceo. Si hablamos de un sable, la hoja tendría un filo y un lomo (parte roma).
- Vaina: funda protectora de piel, metal o madera donde se guarda la hoja. Sus partes son: boquilla, batiente (extremo) y anillas para colgar la correa.
Tipos de armas blancas
El mundo de las armas blancas antiguas no se reduce solo a las espadas. Existen todo tipo de piezas y formatos, para distintos usos y con diferentes características. A grandes rasgos, podemos señalar los siguientes tipos:
- Espadas antiguas: Se conocen como espadas las armas blancas con hoja recta cortante y/o punzante, provista de dos filos.
- Sables antiguos: Los sables son armas curvas con un solo filo, normalmente empleadas por los cuerpos de caballería y de infantería.
- Machetes antiguos: Son armas blancas cortantes, muchas veces de un solo filo, más cortas que las espadas (menos de 60 cm) y más largas que los cuchillos.
- Navajas antiguas: Las navajas son armas compuestas de una hoja pivotante que se oculta en el interior de una empuñadura formada por dos cachas, o provista de una hendidura.
- Dagas antiguas: Bajo el nombre de daga se conoce al arma blanca con hoja plana y extremo punzante, más larga que el puñal y más corta que la espada. Suele tener doble filo y empuñadura con cruz. Las dagas solían ser armas complementarias a la espada, empleadas también para la protección y defensa personal.
Con estas nociones, hemos dado el primer paso empezar una buena colección de espadas antiguas. Gracias a su historia y sus diseños, estas maravillosas armas blancas se han ganado un lugar de honor en el convulso pasado de la Humanidad.
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