Caja antigua de plata maciza para puros. Francia, c. 1900

Elegante caja antigua de plata para puros, fabricada en Francia alrededor de 1900 y destinada al mercado de exportación. Se trata de una pieza sólida, bien proporcionada y de gran presencia, realizada en plata blanca con restos visibles de un dorado original, hoy conservado de forma parcial y muy armónica. Ese leve desgaste del dorado es el único signo de uso apreciable y no desmerece en absoluto el conjunto, al contrario, refuerza su autenticidad.

La caja presenta una decoración muy profusa y cuidada, ejecutada con gran precisión. En una de sus caras destaca una escena grabada con un paisaje de pueblo, en el que se aprecia claramente un río atravesado por un puente, con edificaciones al fondo. El trabajo del grabado es fino y detallado, con buen sentido de la profundidad y una composición equilibrada. La cara opuesta está presidida por un escudo central con las iniciales “JJ” grabadas, rodeado de una abundante ornamentación vegetal a base de acantos, hojas y motivos florales que cubren prácticamente toda la superficie.

El contorno de la caja también está trabajado, con molduras y detalles grabados que refuerzan la sensación de continuidad decorativa. En el lateral se conserva el contraste francés de la cabeza de Mercurio, utilizado en la plata destinada a la exportación a finales del siglo XIX y principios del XX, perfectamente visible.

El interior es el original de época y se encuentra en un estado de conservación excelente. Está dividido en dos compartimentos, pensados específicamente para alojar puros, y mantiene su estructura firme, sin deformaciones ni desgastes relevantes. El cierre funciona perfectamente, con un enganche seguro y preciso, lo que garantiza un uso fiable.

La caja no ha sido restaurada ni pulida, conservando su pátina natural y todo su carácter original. Es una pieza que encaja a la perfección en una colección de platería antigua o como objeto de uso ocasional para quien valore la calidad y la artesanía de época.

Por la riqueza de su decoración y la calidad del grabado, es una pieza muy atractiva para coleccionistas de plata francesa. Su excelente estado general, con interior intacto y cierre perfecto, la convierte en una compra segura. Además, su carácter funcional y elegante la hace ideal como regalo especial o como pieza destacada dentro de una colección cuidada.

Medidas: 13,8 × 7,4 cm (5,43 × 2,91 in). Peso: 113,6 g.

Historia de la plata francesa de exportación

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Francia fue uno de los grandes centros europeos de producción de platería de alta calidad, tanto para el mercado interno como para la exportación. Para diferenciar las piezas destinadas al extranjero de las comercializadas dentro del país, el Estado francés implantó un sistema específico de contrastes, entre los que destaca la conocida cabeza de Mercurio.

Este contraste se utilizó principalmente en objetos de plata fabricados para ser exportados, garantizando el metal sin aplicar los mismos controles fiscales que regían el mercado nacional. Gracias a ello, muchas piezas de gran calidad técnica y decorativa pudieron circular por Europa y otros mercados internacionales, contribuyendo al prestigio de la orfebrería francesa.

Las cajas de plata para puros fueron objetos especialmente apreciados en este periodo. Más allá de su función práctica, se concebían como piezas de distinción personal, reflejo del gusto y del estatus de su propietario. Por ello, era habitual decorarlas con grabados elaborados, escenas paisajísticas, motivos vegetales y, en muchos casos, iniciales o escudos personalizados.

Estas cajas representan perfectamente el refinamiento de la platería francesa de entresiglos, un momento en el que técnica, diseño y funcionalidad se unieron para crear objetos duraderos y elegantes, pensados para acompañar al usuario durante toda una vida.