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Antiguo Reloj de Bolsillo de 15 Rubíes y Caja Grabada Plateada. Suiza, 1880–1890 |
Referencia: BO-E-422
Este antiguo reloj de bolsillo suizo de 15 rubíes, fabricado entre 1880 y 1890, es una pieza que destaca de inmediato por la armonía entre su elegancia decorativa y su integridad mecánica. Resulta sorprendente comprobar cómo, más de un siglo después de su creación, conserva la pureza estética de sus superficies y la precisión interna de su maquinaria, protegida bajo un cristal que permite admirar su belleza técnica. La caja, de metal plateado, ofrece un brillo suave y refinado, y está ricamente grabada con motivos vegetales y patrones geométricos que rodean toda la superficie. Estos grabados, muy elaborados, realzan la personalidad del reloj y le confieren un carácter distinguido, propio de las manufacturas suizas de calidad del periodo.
Al abrir la tapa frontal, todas ellas perfectamente ajustadas y en excelente funcionamiento, aparece una esfera blanca limpia y límpida, sin grietas ni daños, donde destacan los números romanos negros y el pequeño segundero a las seis. La claridad de la composición, el equilibrio de las agujas y la proporción de los elementos evocan un tiempo en el que la precisión y la estética se concebían como un mismo arte. Su tamaño, 59 mm de diámetro, lo convierte en un reloj de presencia notable, ideal para quienes disfrutan de piezas de gran formato con aspecto robusto pero refinado. El cristal frontal se mantiene transparente y sin rayas, permitiendo una lectura nítida y elegante.
La tapa guardapolvo de este reloj es una auténtica joya en sí misma. Realizada en metal plateado y decorada con un exquisito guilloché ondulante, presenta en el centro un medallón grabado con la inscripción “15 Rubis - Ancre Ligne Droite - Remontoir – Genève”, acompañada de motivos de hojas estilizadas que enmarcan el conjunto con una elegancia clásica. Estas menciones indican un movimiento de 15 rubíes, un escape de áncora dispuesto en línea recta, apreciado por su precisión, y un sistema “remontoir”, es decir, de cuerda por corona, muy moderno en su época. El relieve es profundo y nítido, propio de un trabajo de gran precisión. Esta tapa no solo protege la maquinaria, sino que añade un refinado toque estético, convirtiéndose en uno de los elementos más atractivos del reloj.
En su interior, la maquinaria de 15 rubíes late con precisión, protegida por un cristal interno que permite apreciar su magnífica limpieza y cuidado. Los puentes, decorados con côtes de Genève y un perlado fino, muestran la clásica arquitectura suiza del periodo: puente de volante recortado, tren de ruedas alineado y barrilete bajo un puente amplio, todos fijados con tornillos que destacan por su acabado. El movimiento funciona a la perfección, mantiene la hora con regularidad y evidencia un ajuste estable, con rubíes limpios y libre de desgaste visible. En la tapa posterior interior aparece el número 10131, y todas las tapas abren y cierran con precisión, confirmando la excelente conservación global del reloj.
Pocas oportunidades permiten incorporar a la colección una pieza tan bien conservada. Es un reloj perfecto para regalar a un amante de la relojería histórica. También es ideal para quienes buscan un objeto con alma, cargado de historia y belleza. Y, sobre todo, es un reloj que se deja querer desde el primer instante, invitando a imaginar las manos que lo llevaron consigo hace más de un siglo.
Medidas: 5,9 cm (2,32 in).
Historia del Reloj de Bolsillo Suizo
La historia del reloj de bolsillo suizo en el siglo XIX es, en muchos sentidos, la historia misma de la relojería moderna. En esa época, Suiza consolidó su reputación como epicentro mundial de la precisión mecánica, gracias a la unión de tradición artesanal, desarrollo técnico e innovación en los talleres familiares y en las manufacturas emergentes. Los relojes de 15 rubíes, como el presente ejemplar, representan un equilibrio ideal entre calidad, durabilidad y finura mecánica. Los rubíes, piedras sintéticas o naturales utilizadas como cojinetes, reducían el desgaste y aumentaban la precisión, un avance clave en el perfeccionamiento de los movimientos mecánicos.
Durante las décadas de 1880 y 1890 se vivió un momento especialmente brillante para la relojería suiza. Los talleres de Ginebra, La Chaux-de-Fonds y Le Locle destacaron por la excelencia de sus calibres, la decoración de sus puentes y platinas, y la capacidad de producir relojes robustos y elegantes a la vez. La incorporación de grabados exteriores, como los que luce la caja de este reloj, se convirtió en un signo de distinción apreciado por compradores europeos y americanos. La estética vegetal y geométrica reflejaba las influencias artísticas de la época: desde los últimos coletazos del romanticismo hasta los inicios del modernismo.
El uso de cajas de plata o metal plateado era habitual, dependiendo del encargo y del poder adquisitivo del comprador. Aunque muchos relojes suizos llevaban contrastes oficiales, también existían piezas destinadas a mercados específicos o producciones más discretas en las que estos sellos no siempre aparecían. Hoy, cada reloj sobreviviente de este periodo constituye un fragmento tangible de la historia de la medición del tiempo, un objeto que ha acompañado a varias generaciones y que espera encontrar un nuevo hogar donde seguir latiendo. Conservar uno implica custodiar una parte esencial del legado relojero europeo.
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Precio : 390 €
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