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Antiguo cáliz de plata por Fch. Carreras. Estuche. España, Barcelona 1820-1850 |
Referencia: AR-E-325
Este magnífico cáliz litúrgico fue realizado en Barcelona entre 1820 y 1850 por el reconocido orfebre Francesch Carreras, como atestiguan los punzones claramente visibles en la base de la pieza. Además de la firma del autor, se encuentran los contrastes oficiales de la ciudad de Barcelona, “BAR”, y del marcador Narcís Rosell, cuya intervención certificaba el control de calidad de la plata empleada. La copa interior está bañada en oro, respetando la tradición litúrgica que preserva la dignidad del contenido consagrado.
El cuerpo del cáliz está ricamente decorado con grabados de profundo contenido simbólico, centrados en los instrumentos de la Pasión de Cristo. En la base aparecen tres medallones con representaciones distintas: el primero incluye la cruz acompañada de la lanza y la esponja empapada en vinagre, evocando el momento final de la crucifixión; el segundo representa un recipiente o jarrón, que puede hacer alusión al vinagre ofrecido a Jesús; el tercero, más conmovedor, contiene unas tenazas y un martillo, recordando a los verdugos que lo crucificaron, y a quienes, como José de Arimatea o Nicodemo, retiraron los clavos para descender su cuerpo.
En la copa se encuentran tres medallones grabados que continúan este relato iconográfico: los tres clavos de la Pasión, un grupo de sarmientos o látigos, símbolos del azote en el pretorio romano, y nuevamente la lanza junto con la esponja. Rodeando estos símbolos se extiende una decoración con espigas de trigo minuciosamente grabadas, verdadero símbolo eucarístico que alude al Pan consagrado y al fruto de la tierra transformado en cuerpo de Cristo. Esta combinación de detalles no es solo decorativa, sino profundamente teológica: pone en relación directa el sacrificio de la cruz con la celebración eucarística contemporánea.
La pieza se completa con una patena lisa, no contrastada pero verificada como plata mediante test de ácido. El conjunto se conserva en un estuche de época, forrado exteriormente en cuero negro y con interior de terciopelo rojo. Aunque muestra signos evidentes del paso del tiempo, el estuche aún protege perfectamente las piezas y añade un valioso contexto histórico.
Francesch Carreras fue un destacado orfebre activo en Barcelona durante el primer tercio del siglo XIX, en un momento histórico marcado por la recuperación de la vida religiosa y litúrgica tras las convulsiones políticas y sociales de las guerras napoleónicas y las desamortizaciones. Dentro de este contexto, el arte sacro catalán experimentó un nuevo auge, y Carreras se posicionó como uno de los nombres más relevantes en la platería eclesiástica.
Sus obras se distinguen por una técnica de grabado limpia, precisa y profundamente simbólica, centrada en la representación de escenas y objetos ligados al misterio de la redención. La elección de motivos no era aleatoria: Carreras sabía armonizar la belleza formal con el mensaje espiritual, convirtiendo sus piezas en verdaderas catequesis visuales. Esto se aprecia en cálices, custodias y vinajeras que llevan su marca, algunas de las cuales se conservan hoy en colecciones religiosas de Cataluña y el resto de España.
El uso de contrastes oficiales como los de la ciudad de Barcelona (BAR) y de marcadores como Narcís Rosell responde a una normativa estricta vigente desde el siglo XVIII, destinada a garantizar la autenticidad de las piezas de plata. Rosell era uno de los marcadores más reconocidos de su tiempo, y su intervención añade valor documental y legal a las piezas contrastadas bajo su supervisión.
Carreras pertenece a una generación de plateros que supieron conjugar tradición, devoción y refinamiento estético, dejando un legado que aún emociona y cautiva tanto a devotos como a coleccionistas.
Este cáliz es ideal para un sacerdote o alguien que va a ordenarse sacerdote. También es una magnífica adición para colecciones de arte sacro o museos eclesiásticos, gracias a su excelente conservación, riqueza simbólica y procedencia certificada. Su delicada ejecución y el equilibrio entre devoción y estética lo convierten en una pieza verdaderamente excepcional.
Una ocasión única para adquirir una joya de la platería litúrgica catalana del siglo XIX.
Medidas: cáliz 24,2 × 13,3 × 7,2 cm (9,53 × 5,24 × 2,83 in), patena 14 cm (5,51 in).
Peso: total 591 g (cáliz 414 g, patena 117 g).
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Precio : VENDIDO
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