Antigua Patena Art Déco en Plata Dorada, Francia c. 1920

Elegante y sobria, esta antigua patena litúrgica francesa, realizada en plata maciza con sobredorado, es una verdadera joya de la orfebrería religiosa del periodo Art Déco. Su datación aproximada, en torno a 1920, coincide con una etapa de renovación estética en el arte sacro europeo, donde formas más limpias y simbolismos directos sustituyeron a los excesos decorativos del siglo anterior.

La pieza, de formato circular y diseño depurado, destaca por su armoniosa composición. En el centro, un medallón de plata en contraste representa en delicado relieve la escena de la Última Cena: Cristo en el centro, bendiciendo el pan, acompañado por dos apóstoles a cada lado. La mesa presenta el Crismón, símbolo formado por las letras XP, acompañado por las letras Alfa y Omega, signo inequívoco del principio y el fin, representando la eternidad de Cristo. Este símbolo, profundamente cristológico, se integra perfectamente en la iconografía eucarística.

La cruz griega estilizada, finamente grabada sobre el metal dorado que circunda el medallón, es un recurso estético y teológico que refuerza el carácter litúrgico de la pieza. El fondo dorado aporta luminosidad y solemnidad, resaltando el centro figurado. Esta combinación entre sobriedad y detalle simbólico es típica del arte sacro de entreguerras, especialmente en Francia, donde se desarrolló una notable producción de objetos devocionales de excelente calidad técnica y artística.

Con un diámetro de 14,8 cm y un anillo interno de 11,5 cm, esta patena está perfectamente proporcionada para su uso con cálices de boca ancha, especialmente aquellos de estilo romano. Su peso, 147 gramos, revela una estructura sólida y bien equilibrada. En el borde de la pieza se distinguen claramente los contrastes oficiales franceses, garantes de su autenticidad y de su fabricación en plata maciza.

El estado de conservación es excelente: el dorado se mantiene vibrante y uniforme, sin pérdida de brillo, y el reverso presenta únicamente leves señales de uso litúrgico. No se observan restauraciones ni deformaciones, lo que permite su uso inmediato o su integración directa en una colección de objetos de culto.

Esta pieza sería perfecta para reintroducirla en la Iglesia, para usarla en una parroquia, donde aportará dignidad y belleza a la celebración eucarística. También destacaría como elemento de exposición en una colección especializada en orfebrería religiosa del siglo XX.

Una magnífica oportunidad de adquirir una pieza original, con historia, calidad y profundo valor simbólico.

Medidas: 14,8 cm (5,83 in) diámetro total, 11,5 cm (4,53 in) anillo interno. Peso: 147 grs.

Historia de las Patenas Litúrgicas

La patena es uno de los objetos litúrgicos más antiguos utilizados en la Iglesia cristiana. Su origen se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando se usaba como pequeño plato para contener el pan consagrado durante la misa. A partir del siglo IV, con la consolidación del rito eucarístico, la patena adquirió una forma más estandarizada, usualmente circular y de metales preciosos.

Durante la Edad Media, se elaboraban en oro, plata o cobre dorado, muchas veces con incrustaciones de piedras preciosas o esmaltes, y algunas incluían escenas de la vida de Cristo o símbolos eucarísticos. En el periodo barroco, las patenas ganaron complejidad decorativa, pero fue con la llegada del siglo XX, y particularmente del movimiento Art Déco, cuando se simplificaron las formas para recuperar el simbolismo puro y la funcionalidad.

Francia, país con una riquísima tradición en orfebrería religiosa, se convirtió en un centro de producción importante en este ámbito, con talleres especializados que abastecían tanto a parroquias locales como al extranjero. El uso de la plata sobredorada garantizaba durabilidad, belleza y dignidad en el culto.

Las patenas se diseñaban normalmente para acompañar a un cáliz específico, por lo que su diámetro podía variar. La combinación de cruz griega y medallón figurativo era habitual en las décadas de 1920 y 1930, época de reconstrucción espiritual y artística tras la Primera Guerra Mundial. Hoy en día, estas piezas no solo conservan su función sagrada, sino que también son altamente valoradas por coleccionistas y amantes del arte sacro por su estética refinada y su excelente manufactura.